Si bien somos proclives a defender la intuición de los apostadores, ya que suele ser la madera de la que se forma la esperanza y la ilusión detrás de cada nueva apuesta, siempre recomendamos moderar nuestras propias expectativas. Ya que el no ganar, luego de despertar en nosotros una esperanza tan fuerte en nuestro interior, puede ser bastante cruel y desmoralizador. Por eso, atempere sus pasiones. Considérese a sí mismo como un apostador más entre millones de apostadores. Creemos en su intuición, pero no exagere. Utilice su olfato como una herramienta más para el éxito, no como si se tratara de la única ni mucho como la más infalible.